El ISD ha sido uno de los tributos que ha recibido fuertes objeciones del sector privado y de los inversionistas producto las transacciones que grava y su mezcla incompatible con el impuesto a la renta a través de los mecanismos de crédito tributario contemplados en la Ley.

ISDCríticas como aquella que menciona que Ecuador grava la inversión extranjera es más que justificada toda vez que muchos de los proyectos de inversión, en especial los que requieren menos de US$50 millones, suelen ser financiados durante su fase preoperativa mediante fondos de inversionistas quienes en la etapa productiva buscan el refinanciamiento de parte del proyecto a través del mercado de capitales o la banca local permitiendo así la rotación de su capital de giro. Empero, dicha refinanciación les produce a la repatriación de divisas el correspondiente cargo por ISD. Es por esto que los inversionistas de pequeña y mediana envergadura, prefieren concentrarse en economías como la peruana y colombiana que no cuenta con este tipo de gravámenes, perjudicando la inversión en Ecuador.

Resulta también difícil justificar la concepción técnica del impuesto cuando se pretende establecer por reglamento -ni siquiera por Ley- la aplicación de figuras “peculiares” de presunción del ISD cuando una compañía mantiene un pasivo por más de 12 meses con una compañía del exterior producto de importaciones; toda vez que la permanencia de este pasivo en el balance de la sociedad desvirtúa la conformación del hecho generador y del sujeto pasivo.

Para complicar aún más las cosas incluso se pretende gravar con ISD transacciones de capitalización de pasivos donde que en evidencia que Ecuador en vez de promover la inversión, penaliza las divisas que entran al país.

Ante lo expuesto, consideramos que en aras de beneficiar la inversión y mejorar la posición competitiva ante otros países de la región es necesario reconfigurar el impuesto y de ser necesario refinanciar cualquier brecha fiscal producto de dicha reconfiguración, hacerlo mediante un incremento de uno o dos puntos en el impuesto al valor agregado.